Tecnología para mejorar la calidad de vida de los enfermos crónicos

Euronews.

Antonio Guillón Barros: “Estaba trabajando y me sentía agotado, completamente asfixiado. No podía respirar. El jefe de obra me dijo que fuera al hospital para ver lo que tenía”.

Irma Widman: “Nos mudamos del campo a este apartamento. Mi marido padece Parkinson. No podemos salir todo lo que nos gustaría pero seguimos estando activos”.

Marisol Bahi Sumalde: “No encontraba las llaves, no sabía donde había dejado el bolso. Cositas así.”

En Europa los ciudadanos cada vez viven más años. El objetivo de la ciencia mejorar la calidad de vida de los que padecen una enfermedad crónica.

La tecnología es una gran ayuda para estas personas, que prefieren combatir la enfermedad desde casa y no desde el hospital. Aunque parezca improbable su bienestar se encuentra a golpe de click.

En Cádiz vive Antonio Guillón, un jubilado de 69 años que antes trabajaba en la construcción.

Antonio padece enfermedad pulmonar obstructiva crónica, un trastorno que le obstruye las vías aéreas y le impide respirar con normalidad.

Todos los días Antonio responde en su tableta a una serie de preguntas sobre su estado de salud y graba los sonidos que produce su sistema respiratorio.

El objetivo de este tratamiento es prevenir posibles crisis respiratorias desde casa, sin necesidad de ir al hospital.

“Acudir a Urgencias es una locura. Pierdo uno o dos días. Mientras me hacen las radiografías y los análisis de sangre me asfixio. No sirve de nada. Ya me han hecho miles de radiografías y pruebas, ya no me queda sangre en las venas. Ya saben lo que tengo. Este ordenador le dice a mi médico si voy a tener una crisis. Puede decirme, estando yo en casa, lo que tengo que hacer. Es como tener al doctor aquí, hablando conmigo todos los días”, dice Antonio.

La información llega al hospital a diario. Cada paciente cuenta con una estadística en la que aparece una estimación media de su estado de salud. Dependiendo de las respuestas dadas por el enfermo y los sonidos de su sistema respiratorio las cifras disminuyen o aumentan.

Si éstas aumentan de golpe, el médico interviene pues una nueva crisis puede estallar.

“En un futuro no muy lejano podremos prever el principio de una crisis. Seremos capaces de crear un tratamiento a medida y enviárselo al paciente a través de internet o por teléfono. De esta forma el enfermo podrá seguir el tratamiento sin necesidad de venir al hospital”, dice Antonio León, especialista en sistemas respiratorios del Hospital Universitario Puerta del Mar.

Este novedoso sistema ha sido probado con más pacientes en una residencia gaditana. Siempre con la ayuda de los trabajadores sociales.

“Cuando no respiran con facilidad, aunque no sea una crisis importante, los pacientes tienen la sensación de que se están muriendo. Les entra el pánico y sufren ansiedad y depresión. Este sistema les da una mayor seguridad”, apunta la trabajadora social María Luisa Rodríguez.

Tanto el sofware como el hardware han sido desarrollados por un programa de Investigación coordinado por científicos de la Unión Europea.

Los diferentes prototipos han sido mejorados gracias a la ayuda de los usuarios finales. Los científicos han contado con los pacientes para que el ordenador y el programa fueran lo más sencillos posible.

El responsable del proyecto AMICA, Luis Felipe Crespo, cree que los resultados son positivos.

“Cuando llega una crisis respiratoria los pacientes se quedan 45 días en el hospital. Este sistema divide este tiempo en dos. Solo pasan 20 o 25 días aquí. Ese tiempo en casa, fuera del hospital, supone un progreso enorme en la calidad de vida del enfermo”.

En el norte de Suecia el problema es otro. Los investigadores trabajan para prevenir el aislamiento social, que en personas mayores puede generar depresión y ansiedad.

El color de las cortinas de la casa de dos jubilados ayuda a evitar ese aislamiento. El verde indica que un nuevo correo electrónico acaba de llegar y el rojo que la respuesta debe ser inmediata.

Por otro lado este programa, que detecta las expresiones faciales, permite conocer el estado de ánimo de los usuarios. La información registrada se envía automaticamente al entorno social o familiar.

“Este sistema me ha ayudado mucho a estar más activa a nivel social. Las redes sociales y las nuevas tecnologías no son solo para los jóvenes. Nosotros, las personas mayores, también podemos utilizar los avances que aportan estas herramientas”, dice la jubilada Irma Wildman, voluntaria de este nuevo proyecto.

Irma y su marido suelen acudir a las reuniones donde se presentan las últimas novedades tecnológicas.

Los colores presentes en los distintos aparatos fuerzan a las personas mayores a tener más contacto con su entorno. Bien sea por teléfono o a través de internet.

“Cuando oscurece uno se da cuenta de que empieza a anochecer sin necesidad de leer la hora en un reloj. Muchas personas mayores no saben leer la hora. Nuestro objetivo es el mismo. La idea es cambiar algo en su entorno para que esa persona pueda reaccionar. Pero este tipo de programa no te dice lo que tienes que hacer, no te dice cómo hacerlo. No te dice si has olvidado una cita o si hay una cosa urgente por hacer”, apunta John Waterworth, coordinador del proyecto Agnes.

No lejos del centro de Barcelona, vive Victoria, una mujer de 82 años que sufre demencia mixta desde 2005. Ha perdido algunas de sus capacidades mentales y se encuentra muchas veces desorientada.

Ella y su hija, que es su cuidadora, son voluntarias en un nuevo programa informático que informa a los médicos sobre su evolución diaria.

“Estos ejercicios le permiten estructurar su día. También nos han ayudado a tener más contacto con sus doctores. Hacemos ejercicios de gimnasia, musicales, juegos de memoria. Todo depende de su estado de ánimo. A veces cuando está cansada prefiere los ejercicios de música a los de memoria. Lo que está claro es que el ordenador está siendo muy util”, cuenta Marisol Bahi, hija y cuidadora de Victoria.

“Me gustaría decir una cosa.- interrumpe Victoria -Todos los días que vengo a su casa… Perdón, se me acaba de olvidar lo que quería decir”.

El equipo clínico del enfermo analiza los datos registrados en el ordenador. Eso permite a los médicos comprobar en directo la evolución del paciente y de esta forma responder las dudas y preguntas de la persona que le cuida.

“Podemos conocer si el cuidador se siente abrumado, si necesita ayuda o si lo que hace está bien, sin necesidad de intervenir. En lo que se refiere a los pacientes podemos analizar la presión sanguinea, la mobilidad, los niveles cognitivos, si se sienten más o menos desorientados”, dice la neuropsicóloga del Badalona Serveis Assistencials, María José Ciudad.

Los geriatras creen que este sistema supone un gran avance para los que paceden demencia pero siempre y cuando no suplante las consultas físicas.

“Lo que no me gustaría ver es que estos programas desnaturalicen la relación médico-paciente. No quiero que los enfermos se conviertan en un número, en una palabra grabada en un programa de ordenador. Creo que esta tecnología es muy útil y nos ayuda a conocer más al paciente y a tener más contacto con él. Gracias a esto podemos dar una mejor respuesta a sus necesidades”, añade el geriatra Ignasi Sáez.

Estos nuevos usuarios dicen que gracias a los ordenadores han descubierto otras herramientas que les permiten disfrutar al mismo tiempo que aprenden cosas nuevas.

“Cuando salgo a pescar el cielo siempre es azul. No es que tenga suerte. Simplemente antes de salir miro en internet si el tiempo es bueno”, cuenta delante de su ordenador el jubilado sueco Henning Johnsson.

“Antes no bebía suficiente agua. El ordenador me dijo que podía ser peligroso. Ahora bebo mucha más agua”, dice Antonio.

“Cuando no voy, mi hija me llama y me pregunta lo que he comido. Como muchas veces no me acuerdo, voy a la cocina, miro lo que he comido y se lo digo. Hago trampas”, añade Victoria.

Fuente: Euronews

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