La industria médica apuesta por la tecnología para salvar a la sanidad pública
El País.
El gurú de la madrileña cafetería Rafa lo explicaba bien claro a la concurrencia mientras ponía cafés. “Vamos a ver: antes nos jubilábamos a los 65 y nos moríamos a los 67; ahora nos jubilamos a los 55 y nos morimos a los 80. Queda claro, ¿no?”
En la feria CES de Las Vegas, Reed V. Tuckson, una de las grandes autoridades norteamericanas en salud pública, ha venido a decir lo mismo: “La sanidad pública está al borde de la bancarrota. Es la primera preocupación de cualquier responsable político, del signo que sea. La mayoría de nosotros somos enfermos crónicos durante la mayor parte de nuestra vida. No hay sanidad pública que pueda sostener una situación así, que empeora cada día”.
Tuckson, como todos los participantes en la cumbre de salud digital que ha ocupado dos días de la feria, han coincidido que parte de la solución se encuentra en la tecnología. “No solo en la médica, sino también en otras, como las aplicaciones para móviles relacionadas con el fitness o la nutrición”.
El pasado año se descargaron 44 millones de aplicaciones relacionadas a la salud, mientras que se prevee que las inversiones en el sector crezcan en un 45%. La gente está preocupada por su bienestar, y los responsables políticos por la factura. “La situación es tan desesperante que soy optimista», dice Tuckson sobre el futuro.
La empresa británica Equivital se dedica a la compilación de datos sobre de la actividad física de las personas para comprender las causas y efectos que tiene esta sobre su salud. “La sanidad pública tiene que pasar de administrar la enfermedad a fomentar el bienestar, la prevención”, opina su consejero delegado, Anmol Sood.
Viendo al pequeño robot R2-D2 en La guerra de las galaxias, Colin Angle soñó con construir uno igual. Hoy es el fundador y máximo responsable de iRobot. Sus aparatos ya no solo barren casas; también salvan vidas en Afganistán. “El siguiente paso ha sido aplicar esa experiencia militar en la actividad médica; pasar del soldado al doctor”, afirma Angle.
Yulun Wang, presidente de Intouch Health, colabora con Angle para poner en marcha sus médicos robotizados en el sistema sanitario. Este mismo año varios androides se pasearán por hospitales de Estados Unidos y Canadá. El robot hace de visitador médico por el hospital. “¿Cómo ha pasado la noche? ¿Está mejor?”. La cabeza es una pantalla en donde aparece la cara del doctor que, desde su despacho, pasea de cama en cama al robot y habla con sus pacientes.
“¿De verdad que hay que seguir visitando o recibiendo a pacientes en la consulta para preguntarle si se han tomado las píldoras?” se pregunta indignado Peter Fitzgerald, director del Centro de Tecnología Cardiovascular de la Universidad de Stanford. «¿No puedo hacer lo mismo con un iPad? Seis horas diarias de visitas a pacientes son insostenibles. Para los médicos y para los pacientes”.
Pese a las aplicaciones, pese a las campañas de prevención, Tuckson se pregunta: “¿Qué hacemos si después de insistir en que no fumen, en que no coman grasas, en que se haga ejercicio, el 22% de los norteamericanos vuelve…el 26% no ha hecho ejercicio jamás. La decisión de hacer algo es personal. Es su salud, pero las consecuencias de su actuación, el pago de sus cuidados médicos suelen ser con pago público.
El médico y escritor indio Deepak Chopra recuerda que el 80% del gasto farmacéutico se centra en cinco males de fácil solución como pueden ser el insomnio o stress, para las que hay aplicaciones telefónicas que podrían ser de ayuda. Y también hay soluciones para controles más físicos. Cellscope es una herramienta para el diagnóstico desde casa. Con la ayuda de un smartphone, sirve para procesar imágenes de la piel o examina otitis. Eyenetra diagnostica con el móvil si tus ojos necesitan gafas y de qué tipo. Adamant ha presentado un chip que identifica olores y colores para el iPhone; su siguiente peldaño es identificar gases en los pulmones, lo que facilitaría la detección precoz de un cáncer. Todas estas aplicaciones son, argumentan, más baratas que los sistemas hospitalarios actuales y más efectivos, pues cuanto antes se detecta un mal, mejor para el paciente y para la factura médica. El móvil puede llegar a ser un instrumento fundamental de predicción, pero también una herramienta básica para el apoyo de enfermos crónicos.
La mayoría de las dolencias cardiacas son detectadas después de sufrir un ataque. La aplicación Alivecor para el iPhone permite tomar un electrocardiograma por menos de un dólar al día. Esto permitiría a los médicos descubrir muchas dolencias antes de que se agraven. El programa capta mucha más información que cualquier revisión médica de rutina. En diez segundos, la aplicación realiza el electro y se imprime en papel. El coste es de 199 dólares, mucho menor que el de la misma operación hecha en un hospital. Una aplicación similar, Ispo2, hace análisis de sangre.
Se calcula que en Estados Unidos mueren 45.000 personas al año por errores de diagnóstico, tantas como por el cáncer de mama. Ningún médico podría leerse en profundidad los más de 5.000 artículos científicos que se publican anualmente sobre dolencias coronarias, pero un ordenador sí. El examen médico, el diagnóstico, las recetas, la mayor parte de la actividad del médico la puede hacer un robot y con más datos objetivos en la cabeza. Los ordenadores son mejores en organizar información abundante y compleja. Según calcula el consultor sanitario Vinod Khosla, los ordenadores podrían reemplazar el 80% del trabajo médico actual, incluso ampliar sus competencias.
Koshla, como Tuckson y la mayoría de los médicos que participan en la cumbre Digital Health Summit, creen en que no hay otra: o se aprovechan las tecnologías ya existentes, desde las aplicaciones para móviles a los big data – la gestión de grandes bases de datos – , o la sanidad pública quebrará en todos los países occidentales.
Fuente: El País
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