Aprendiendo y jugando a los 80

Abc de Sevilla.

Tienen una media de 80 años de edad pero gastan tanta ilusión como un niño con zapatos nuevos. La residencia que la Orden de San Juan de Dios tiene en la céntrica calle Sagasta ha comenzado a desarrollar un proyecto de nuevas tecnologías adaptadas a personas mayores que está constituyendo todo un revulsivo para los ancianos que se han iniciado en algunas de estas prácticas totalmente novedosas para ellos. Nombres como «Wii» o el mismo manejo de un ratón de ordenador están dejando de ser algo desconocido o imposible para las personas que, por sus condiciones físicas y cognitivas, pueden seguir las distintas sesiones que imparten la fisioterapeuta Beatriz Jiménez y la terapeuta ocupacional Beatriz Gómez, que se muestran tan contentas como sus pupilos con los talleres de «wii-terapia», aula de informática y musicoterapia.

Apenas han comenzado las sesiones y Vicente Moreno, a sus 74 años, ya apunta maneras de alumno aventajado. Con problemas en sus rodillas, juegos de videoconsola como el tenis, el golf, los bolos o el mismo béisbol le van a ayudar a fortalecer sus brazos y a ganar en movilidad; otros juegos como el «Big Brain Academy» se orientan hacia personas que precisan algún otro tipo de motivación cognitiva.

Divertida experiencia

«La experiencia es magnífica, divertida y lo capto todo muy rápido», comenta Vicente, que ha desarrollado su vida profesional en la construcción y que ahora disfruta con las posibilidades de la wiiterapia, aunque reconoce que lo de los ordenadores «es un poco más difícil, sobre todo el ratón, pero ya lo voy dominando». Es ésta, precisamente, una de las herramientas cuya coordinación más trabajo está dando a estos aprendices de nuevas tecnologías por las dificultades que les plantea. Y es que, al menos las personas consultadas, no habían tenido nunca de cerca un ordenador y ni siquiera usado una máquina de escribir.

«La sensación de poder encender una pantalla de ordenador me resulta muy grata, porque llevaba mucho tiempo queriendo aprender», confiesa Vicente que, al igual que sus compañeros, está empezando a copiar textos en word, aunque hay quien, como Carmen Mejías, escribe «lo que se me ocurre. Lo que más me cuesta —dice sonriente y con desparpajo— es separar las palabras…»

Carmen no duda en afirmar de forma rotunda que le «encanta» lo queestá aprendiendo a sus 86 años de edad. «Cuando le diga a mi sobrino que estoy con los ordenadores, se va a quedar de piedra», apostilla, mientras asegura que internet «me suena, aunque no sé aún qué es». Ella, como otros residentes, desconoce las posibilidades de ese algo del que han oído hablar. «Me han contado que el marido de mi sobrina tiene un hijo en Estados Unidos con el que habla los domingos por el ordenador», relata con rostro asombrado María de los Dolores Porras, que ya sueña con poder «escribir una carta, notas o comunicarme con mi familia» a través de este nuevo aparato al que ha tenido acceso a sus 88 años. «Lo más complicado es cuando se me borran las cosas… y el “ratoncillo” lo manejo, pero no doy muchas veces con lo que busco», explica divertida, mas consciente de que «llevo muy pocas clases. Lo que quiero es aprender, pues lo he hecho siempre durante toda mi vida».

Ganas, sin duda, no le faltan a esta mujer a la que le hubiera gustado haber empezado con lo que ahora se trae entre manos a los 18 años. Eran aquellos otros tiempos, como los que evocan, a través de la musicoterapia, gran parte de las personas mayores de esta residencia. Cantar canciones de su época les ayuda a ejercitar la memoria y, de paso, por qué no, a intentar pasar un rato agradable en compañía de otros.

Fuente: Abc de Sevilla

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